lunes, 21 de febrero de 2011

El lobo Feróz!

Inmediatamente después de casarnos, mi marido y yo, adoptamos un cachorro de Boxer.
Mora, era una diminuta y tímida bola de pelos que apenas se asomaba entre todos sus hermanos.  No hubo mucho que elegir, nosotros queríamos una hembra y ella era la única.

Con el correr del tiempo se convirtió en una bestia destructora y manipuladora, capaz de apoderarse de mi lugar en la cama con tal de que se quedara tranquila o de interrumpir mis charlas telefónicas a puro ladrido.
A fuerza de paciencia y un muy buen entrenador, hicimos de ella el perro ideal.. Para ese tiempo Mora tenía dos años y medio, y yo estaba embarazada de mellizas.

Las opiniones no se hicieron esperar y venían de todos los puntos del mapa. "Como vas a hacer con la perra?", "tenés que pensar, antes de que haya una tragedia", "Mira que es una raza peligrosa"...
Nosotros contestábamos que habíamos traído a la perra concientes de que un futuro habría niños y que estábamos seguro de no tener problemas.

Por supuesto, que a esta convicción le agregamos, información sobre como incluir a nuestra mascota al gran acontecimiento y los consejos de nuestro entrenador/amigo.
Debo confesar, que un poco de ansiedad me generaba el asunto, pero siempre confié en que nuestra pequeña familia podría resolverlo.


La presentación fue meticulosamente planeada :
Mi mamá se encargo de llevarle del sanatorio a casa la ropita con el olor de las nenas para que Mora se familiarizara ( todo el asunto provoco en ella algunos ataques de destrucción pasajeros!). Trajimos a las bebas en sus huevitos y dejamos que Mora las husmeara libremente, siempre supervisada por nosotros.
Eso fue todo, el resto, se dio naturalmente.

Cuando las bebas tenían, un año, una tarde tenía q ir hasta la esquina y volver, era solo un momento. Mis hijas dormían en sus cunas y Mora estaba suelta por toda la casa. Debo haber tardado menos de dos minutos. Cuando entro me percato, que de un golpe de aire, se habían abierto las dos puertas de entrada. Al llegar al living(con el corazón acelerado, conciente de todos los peligros), Mora me esperaba cual centinela en el umbral de la puerta. No solo no se escapo, sino que se quedo custodiando la entrada y me recibió con saltos y alaridos, parecía decirme  "Porque tardaste tanto?!"

Mientras escribo estas lineas, Milena intenta cerrar y abrir la puerta del pasillo y Mora interpone su hocico para asegurarse de que no haya deditos lastimados, hasta que esta madre se decida a intervenir.

Juega con las chicas, con una suavidad increíble (Estamos hablando de una Boxer). Jamás les ha roto un juguete, eso si comparte las galletitas como un niño mas, y yo me resigné al intercambio de gérmenes!

Mora, no es un integrante mas de la familia. No la consideramos igual al resto, ella tiene un puesto privilegiado. Es nuestra mascota y niñera canina, con eso le basta.

4 comentarios:

  1. Son muy lindas tus palabras!!!
    Me alegra mucho que día a día Mora comparta junto a ustedes el crecimiento de las Melli, en ningún momento dude de la perrita que tenía en mis manos cuando comenzamos con su educación y estoy seguro que siempre va a ser una excelente guardián, presta a resolver cuando haga falta.
    Y por supuesto me siento muy honrado y agradecido que me consideren un amigo de la familia!!!
    Les envío un beso grande a todos!!!

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  2. Como te dije, por mail, vos tenés que ver mucho con la vida actual de Mora y con esta historia.

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  3. Lau no hay nada mas hermoso que ver a nuestros hijos jugar con quienes en mi caso fueron mis primeras hijas, no solo los cuidan celosamente para que nada les pase sino que se desviven por ellos! Es algo maravilloso, yo me emociono mucho cuando los escucho reirse a carcajadas porque juegan con Frida Y Gaia!! :)

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  4. Te entiendo, Ro, es una gran satisfacción ver a toda la familia (perruna y bebuna) integrada y disfrutandose mutuamente!

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