domingo, 12 de enero de 2014

Hay que elegir?

Desde que soy madre, y antes de eso me he topado con dos espacios de creencias sobre la maternidad que, en lineas generales, se definen por la oposición entre ellos. En "Método duermete rápido y no me hagas sentir culpable niño", me había referido brevemente  a este tema. De hecho una de las razones por las que abrí este blog es para demostrar que se puede ser padre sin ponerse una camiseta.

Parece que hoy en día todas las cosas relacionadas con las crianza de los niños tienen sus adeptos y sus retractores. Ejércitos infinitos de padres, madres, abuelas, psicólogos, autores y señoras opinólogas, que estarán allí para defender o defenestrar justamente eso que hacés con tus hijos.

Lo que no me cierra de este tipo de movidas es que no dejan de asegurar el daño que le hacen a los niños no seguir sus consejos y lo equivocados que están los padres que hacen una u otra cosa. Me parece que todo suma y cuantas mas respuestas a los interrogantes que tienen los padres hayan, es mejor. Pero no creo que ayude a una pareja primeriza el discurso que demoniza ciertas maneras de crianza, que no son mas que eso, maneras, formulas, caminos, estilos que en síntesis ambas quieren conducir a la felicidad de los niños. No creo que ningún padre coherente busque formar robots, sin identidad, ni voluntad propia, dispuesto solamente a obedecer. Como tampoco tengan como fin criar seres egoístas y desalmados que lo único que buscan es la satisfacción de sus propios deseos. Es por eso que en este humilde acto me declaro una ferviente creyente en la crianza "estrictamenteapegada" o "limitariamenteamorosa", porque no creo que una cosa anule a la otra.

Me parece que cada familia debe construir y reconstruir diariamente su estilo de crianza y dedicarse apasionadamente a ello.

Yo no elijo, no creo estrictamente necesario hacerlo.

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